Sobre la libertad financiera y los ingresos pasivos
¿Cada vez oyes y lees más sobre estos términos? ¿De qué va esto de los Ingresos Pasivos para la libertad financiera?
Querría reflexionar un poco sobre los factores dinero y tiempo en nuestras vidas para explicarlo, y ver por qué nos quedamos atrapados en esos modelos “de 9 a 5” durante tantos años sin ni siquiera ser conscientes de ello;
La mayoría de gente contempla una (o dos, en ocasiones) forma de generar ingresos: a través de un empleo, o con un negocio propio (autoempleo). En el primer caso trabajan para otra persona de 8 a 10 horas como mínimo, al día, sin elegir qué hacer ni cuándo hacerlo. Y en el segundo, los propietarios de negocios trabajan todavía más horas ya que deben de ocuparse de la empresa y de los clientes entre muchas otras cosas. En ambos casos el tiempo es un factor indispensable a invertir.
Los ingresos pasivos, como su nombre indica, se perciben de forma pasiva una vez creados y requieren de mínimo trabajo o mantenimiento. Pero veamos un poco más sobre éstos más adelante.
*Inciso: Si eres feliz con tu día a día y con tu trabajo, y no tienes ninguna queja, entonces no hace falta que sigas leyendo. Porque si estás satisfecho y te gusta lo que haces quiere decir que ya estás teniendo éxito en la vida. Pero si tienes el más mínimo indicio de insatisfacción, haz algo al respecto. ¡No tiene sentido hacer o vivir algo que no quieres!
Hagamos las cuentas…
una persona promedio cambia por dinero esas 8 horas de su día en la empresa para la que trabaja. Esa misma persona puede pasarse de 1 a 2 horas yendo a su oficina o lugar de trabajo, 1 hora o más comiendo (en España, aunque parezca increíble, sigue siendo así), y 8 horas por la noche, durmiendo. Esto son de 18 a 20 horas al día. De sólo 24 que tenemos. Así que nos quedan unas 5 o 6 horas, como mucho, para hacer lo que nos gusta. Es decir, que exceptuando el fin de semana estamos esencialmente viviendo menos de un cuarto de nuestras vidas. O lo que es lo mismo, menos de un 25% de nuestro tiempo en este mundo.
Al final del día, y con este panorama, es normal que nos regalemos una cena elegante por aquí, una sesión de spa por allá, o unos zapatos caros que nos tienen robado el corazón y que necesitamos para la próxima fiesta. Y lo adoptamos como hábito porque, obviamente, “nos lo hemos ganado” después de tanto trabajo.
Y es que pensamos que haciendo todo esto conseguiremos: A– recompensarnos por trabajar tan duro y B– mostrar nuestras últimas adquisiciones a la sociedad (como si nos fueran a dar un pin).
Pero…
¿con esta tendencia a gastar la mayor parte de nuestros ingresos en cosas que no necesitamos se llenan realmente nuestros vacíos y carencias? ¿conseguimos el objetivo? La mayoría de estudios aseguran que no.
Es decir que desde que entramos en la fuerza de trabajo, nos vemos metidos en un extraño ciclo de esclavitud, en el que trabajamos para luego descansar y darnos una recompensa, para luego coger fuerzas para seguir trabajando más, para, otra vez, poder adquirir lo que merecemos. Siempre, eso sí, esperando que llegue el fin de semana, las vacaciones, y por supuesto la jubilación. Y cuantas más vueltas en la rueda del hámster damos, más ropa, más zapatos y coches (entre otras ansias materialistas) vamos comprando… Y así durante la mayor parte de nuestra vida.
Pero además, ¿por qué siempre nos fijamos en cómo hacer que mañana sea un poco mejor si lo único que tenemos asegurado es el ahora, y por lo tanto es lo único a lo que deberíamos prestar atención?
Todo esto, visto así, es un poco escalofriante ¿no?
Es cierto que en ocasiones tenemos momentos de despertar en los que intentamos encontrar algún sentido a todo este sinsentido.
¿Pero qué nos ocurre en esas ocasiones?
Que nos entra el pánico. Que, en general, tenemos miedo. Nos asusta el solo hecho de pensar en dejar el trabajo o no poder seguir disfrutando de todas esas cosas tan maravillosas que tanta seguridad y comfort nos dan. Aunque en el fondo no seamos felices. Así que “virgencita virgencita, que me quede como estoy”, y seguimos dando vueltas.
¿Tú no crees que valdría más la pena invertir algo de esfuerzo en superar esos miedos, que al final no dejan de ser conjeturas, y en tratar de encontrar una vida más fiel a tus deseos y creencias? Pues es aquí donde entra en juego el tema de los ingresos pasivos como opción muy válida para poder transitar por este mundo de otra forma; empezando por cambiar tu perspectiva sobre el dinero o simplemente poder iniciar una transición hacia la libertad financiera.
¿Quieres que lo hablemos y planifiquemos con calma en una sesión sólo para tí, y adaptada a tu situación y circunstancias concretas? Descubre cómo es mi programa de Consultoría y Mentoría aquí:
¿Qué son los ingresos pasivos (para la libertad financiera)?
Son ingresos que se obtienen con poco tiempo y esfuerzo. Pueden requerir mucho para empezar, pero no tanto para mantenerte. Algunos ejemplos podrían ser el dinero que harías vendiendo un libro electrónico, las ganancias obtenidas teniendo una propiedad de alquiler de la que eres propietario, o las ventas de tu tienda de dropshipping, o de tu enlace de afiliados, entre otros muchos. (En mi Guía Nómada básica hablo de esto, ¡échale un vistazo!).
Además estos ingresos te permiten ser independiente desde un punto de vista geográfico, ya que podrías vender tus descargas digitales mientras escalas esa montaña que siempre has soñado en Sudáfrica, o mientras te bebes una piña colada en la playa. Todo ello a la vez que haces que tus pasiones se proyecten en tus negocios, y que tu tiempo sea tuyo y tú decidas qué hacer con él.
Lo primero será…
dejar de tener el dinero como objetivo para darnos cuenta de que el dinero es sólo una herramienta más para crear la vida de nuestros sueños. Y a partir de ahí llevar a cabo acciones, primero para superar nuestros temores, y después para construir de forma inteligente un sustento. Hay que invertir la menor cantidad de dinero posible para obtener más rentabilidad. Por si te faltan ideas, en próximos artículos te revelaré numerosas formas de crear flujos de ingresos pasivos. Veamos ahora algunos ejemplos:
- Un profesor de Lengua que produce un vídeo que se vende en diferentes centros educativos y online. Con cada venta, cobra comisiones.
- Vendedor de pólizas, que recibirá la renovación del cliente cada año, si trabaja en ello para mantenerlo.
- Crear franquicias de tu modelo de negocio para que otros emprendedores lo monten en su país o lugar donde residan.
- El escritor que vende un libro a través de una red afiliados que se encargan de promocionarlo y venderlo.
- Un webinar, curso de formación, o una charla especializada.
¿Tienes activos o capital para invertir? Si es así, lo tienes mucho más fácil, ya que por ejemplo un piso o casa en alquiler puede solucionarte el problema y permitirte vivir de rentas ¿Has pensado en invertir en criptomoneda? Podemos hablar de ello en otro artículo ya que se nos abre un mundo de posibilidades con todo este tema…
¿Quieres que lo hablemos y planifiquemos con calma en una sesión sólo para ti y adaptada a tu situación y circunstancias? Reserva 1 Hora de Consultoría
Mucha salud,
Eva
P.D. ¿Tienes alguna otra idea o pregunta? ¡Escríbeme y dame tu opinión sobre ésta o cualquier otra cuestión que quieras comentar!